El nombre Alba fue elegido por su significado, Comienzo de un nuevo día.
Frecuentemente, se piensa en el tráfico sexual como algo que pasa en el extranjero, a jóvenes menores que son vendidas como esclavas para la prostitución. Los medios de comunicación americanos retratan a menudo a las jóvenes con tacones altos y escasos vestidos, de pie en las esquinas de las calles, como personas que quieren prostituirse. Este retrato está lejos de la verdad. La mayoría de las jóvenes y mujeres están controladas violentamente por los proxenetas y traficantes del sexo que les dan poca opción. Muchas entran en la prostitución a la edad de 12 a 14 años e incluso antes. El tráfico del sexo en Estados Unidos es una realidad, como lo es en Tailandia, Italia o en cualquier otra parte.
El tráfico es un problema mundial. Las Naciones Unidas estiman que hoy 2,4 millones de personas son víctimas del tráfico. El ochenta por ciento son vendidas para la explotación sexual, el 17% para un trabajo forzoso. Dos de cada tres víctimas son mujeres. Sólo una de cada 100 víctimas de tráfico es rescatada. La causa raíz del trafico es la pobreza, la violencia de género, la guerra y los conflictos políticos. Es la industria de delincuencia que crece con mayor rapidez en el mundo.
El centro Alba intenta ofrecer un lugar seguro para mitigar el sufrimiento que el tráfico del sexo ha causado en las vidas de jóvenes y mujeres. La efectividad del centro Alba es evidente por la compasión y profundos lazos de afecto que forman las mujeres, incluso cuando no comparten el idioma, cultura o etnia.
El programa residencial trabaja para traer un “Comienzo de un nuevo día” a estas mujeres a través de terapia, ambiente que le apoya y se les ofrece una formación y preparación para el trabajo. Se les ayuda a comprender el ciclo que les llevó a la explotación sexual. Con esta ayuda, se les capacita para poder salir de la pobreza y de la explotación que han experimentado.
Mi experiencia como enfermera en varios países en conflicto y mi formación como acompañante espiritual, me ha ayudado a comprender el trauma de los esclavos modernos. Vienen a nosotras para empezar un proceso de recuperación, después de una experiencia traumática física y un sufrimiento emocional y psicológico asociado con la pérdida total del control de su vida.
En esta obra, a la que me ha enviado la Compañía, me siento feliz de poder estar al servicio de mujeres privadas de los derechos humanos y libertades y de verse reducidas a un artículo que se compra y se vende.
En este servicio hay grandes desafíos. Sin embargo, yo saco fuerzas de nuestras Constituciones. C. 24, Estatuto 8c, “Se pronuncian abiertamente por el respeto y la defensa de la vida humana en todas sus fases… Denuncian las situaciones que explotan y que excluyen a las personas” C.24e “Se comprometen a trabajar en el plano social para cambiar las estructuras injustas que engendran la pobreza“. ¡Verdaderamente la Caridad de Jesucristo Crucificado nos urge, al servicio y a la defensa de estas mujeres!
Oración:
Jesús, ayúdame a ver cómo Tu ves.
Cuando mire a sus ojos, que vea su sufrimiento y su agonía.
Ayúdame a bajarlas de sus cruces
y a darles tu amor que les alimente y devuelva su dignidad.
Ayúdame a recorrer con ellas el largo camino de la recuperación.
Que comiencen a creer en sí mismas y en tu amor.
Ayúdalas a desarrollar el valor y la fe necesarios
para empezar una nueva vida de confianza y de libertad.
Esto, nosotros lo sabemos, puede pasar en tu presencia,
por tu tiempo y con tu gracia. Amén.
Casa Provincial en Asunción
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