20 de mayo 2014
Comenzamos nuestro día con el rezo de Laudes.
A las 9:30 hrs. nos dirigimos a la sala de reuniones. Iniciamos cantando el salmo 116 ¿Cómo te pagaré oh Señor?. Se da lectura al acta de la sesión anterior la que es aprobada por unanimidad.
Enseguida Sor Ma. Isabel, Visitadora, invita a las asambleístas a firmar las Actas, en donde están plasmados la participación y los compromisos contraídos, con la responsabilidad de hacer vida lo que hemos experimentado en esta Asamblea.
Firma primero Sor Ma. Isabel Ruiz, Visitadora, en seguida las Hermanas del Consejo y a continuación todas las hermanas por orden de vocación, por último el P. Pedro.
El P. Duarte, Director Provincial, nos dirige la palabra, diciendo, es uno de los momentos en que la Asamblea me permite dirigir la palabra. Al comienzo de la Asamblea comencé con un icono María y el de los discípulos de Emaús. Para recoger la última experiencia que vivieron los discípulos de Emaús, de vuelta a la comunidad de Jerusalén. Nosotros también venimos de una manera determinada y volvemos de otra. Cambiaron las actitudes, las palabras, el ambiente, el clima, la presencia del Señor, por la escucha del Señor. Al final, el corazón de cada una de ustedes arde por todo lo que han vivido, en un clima de oración, de alegría. Nos vamos de Emaús a Jerusalén, con el corazón encendido, como la llama que nos acompañó en el templo, durante las celebraciones. La dirección de Emaús no es el encierro, fue salir, salir. La clave de la Asamblea, es que cada una salió de si, se vivió una verdadera conversión por la docilidad de cada una al Espíritu. ¿No ardía vuestro corazón? Ustedes van a comunicar lo que han vivido, ¿de qué van a hablar? ¿Qué les impulsa? Van a compartir lo que han visto y oído. ¡El Señor está vivo! Debemos contagiar la alegría que hemos vivido, la luz que no es para que se guarden, sino para que se comunique. Ya no debemos tener miedo, como los discípulos de Emaús que vencieron el miedo por el encuentro con Jesús Resucitado, eso espero de cada asambleísta en su misión apostólica, que estén dispuestas casi al martirio, para poder comunicar la audacia. La novedad es saber compartir las experiencias y escucharse mutuamente.
La historia de los discípulos de Emaús termina, cuando se encuentran con los once. Hoy termina la Asamblea y vamos con los ojos y oídos abiertos para continuar la misión. Vamos a la capilla de Nuestra Señora de los Rayos para celebrar la eucaristía junto a María. Le pedimos a Ella, que acompañe este proceso que recién está comenzando, Ella que quiso ser Madre de la Compañía.
La Hermana Rosana agradece al Padre e inmediatamente la Hna. Ma. Isabel nos dirige unas palabras: Queridas Hermanas, P. Pedro, concluimos nuestra Asamblea Provincial con la presencia del Señor y nuestra Madre la Virgen María y de nuestros Santos Fundadores.
El interés, la participación y la seriedad de las asambleístas nos permiten cantar un himno de alabanza a nuestro Dios, por haber sido protagonistas de esta primera Asamblea Provincial. Nos han señalado unas metas que marcarán el caminar durante los próximos seis años. Han sembrado en nuestros corazones nuestro perfil, deben ser rostros serenos, plenas y equilibradas, que irradien dinamismo y ganas de vivir, apasionadas vocacionalmente, trabajadoras, comunidades que sean escuela de humanidad, gozosas, comprometidas con los pobres, Hermanas que viven con gozo el ser de Hijas de la Caridad, llamadas a transmitir el carisma y con una sensibilidad social. Debemos cantar un himno de gratitud, por el P. Gabriel Naranjo, el P. Pedro con sus homilías, reflexiones, clarificaciones. Por los laicos, Familia Vicentina... todos los que nos han apoyado con la oración. Terminó mencionando a Ez. 47, 12: “A orillas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales, sus hojas no se marchitaran ni sus frutos se acabarán. Cada mes darán frutos nuevos por que las aguas que las riegan manan del santuario”. Ponemos todo este trabajo en manos del Señor. De Él dependen los frutos nuevos.
Declaró terminada esta Asamblea Provincial. Que Dios sea bendito, amado, y glorificado. Como agradecimiento de todo lo que hemos vivido terminemos ante las imágenes de las diferentes advocaciones de María que se veneran en los cinco países de la nueva Provincia, recemos la oración consagración a María. Concluimos cantando el Magníficat.
Nos dirigimos a la capilla para la foto oficial.
Para la celebración eucarística, comenzamos con una procesión con el Cristo que trajeron las primeras hermanas en el año 1854, seguida por las banderas de los distintos países, las Hermanas y los celebrantes.
El P. Pedro presidió la Eucaristía concelebrando con el P. Gabriel Naranjo. El P. Pedro dijo: con gozo y alegría vamos a ofrecer la Eucaristía por nuestros compromisos, metas, y por todos nosotros que hemos vivido esta asamblea. Gracias por todo lo que Dios ha permitido que vivamos.
Antes de la lectura, en procesión, entronizan el libro de la Palabra con cintas que representan los cinco países.
En la homilía el Padre dice: Querida Familia Vicentina, estamos viviendo un momento de gracia, de fe. La primera Asamblea en una Provincia nueva, cuyo nombre es Nuestra Señora de la Misión América - Sur, que quiere ser la primera cristiana que está presente hoy. La Asamblea fue marcando lo que el Señor quería. El método que hemos empleado para el trabajo es el VER, GUZGAR Y ACTUAR. Aplicándolo a la vida de María vemos en el VER, como María en la Anunciación, en el momento en que abrió sus oídos para escuchar la voluntad de Dios. Vivió una profunda escucha, por eso, al oír al ángel se levantó para ir a visitar a su prima. Está atenta a lo que le pasa a su prójimo, comenzando a responder las llamadas de afuera. María juzgó los acontecimientos, viendo, diciendo que sí al Señor y comienza su tarea misionera, toma decisiones, realiza aquello que Dios le pide para los demás. Camino seguro, ser misionera. Estar atentas a las Hermanas para que la Provincia no se cierre, es el momento de actuar. Cuando la fe no se manifiesta ¿Qué pasa? Las acciones no nos llevarán del amor efectivo al afectivo.
No más excusas para salir. Luego del discernimiento tenemos que actuar, hay que encarnar esta palabra para poder salir. La Provincia ha sido libre, sin amargura para actuar a través de los intercambios. ¿Qué caminos queremos seguir? que las metas no queden en los papeles, cumplamos las metas, no dejar para mañana lo que se tiene que hacer hoy. Como María vayamos a los pobres que nos necesitan. Hagamos como María, que es nuestra Madre, protectora, es la estrella que nos guía. Les deseo que todo lo de la Asamblea, no se quede en buenas intenciones.
Ofertorio
Se presentan distintos signos: La roca, el perfume, la cinta con las ataduras, la carpeta con los compromisos, y el Pan y el vino.
Antes de la bendición el Padre Pedro agradeció a las personas que han hecho posible este Encuentro con sus aportes, las Hermanas de la casa, de la capilla, el personal, los medios de comunicación, los miembros de la familia vicentina…
Al finalizar invitó a Sor María Isabel y al Consejo para que enciendan las velitas de las Hermanas como gesto de envío a todos los miembros de la Asamblea, mientras cantábamos “Nos envías por el mundo.”
Luego de la Eucaristía pasamos al comedor, donde nos ofrecieron un rico almuerzo, nos acompañaron miembros de las diferentes ramas de la Familia Vicentina, personal de la casa y los medios de comunicación. Durante el mismo la Hermana María Victoria leyó la carta que se enviará a nuestra madre Evelyne.
Varias Hermanas empezaron a despedirse para retornar a sus Misiones.
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