Campamentos: Los contrastes de una realidad invisible




Los índices de pobreza que ha entregado la última encuesta CASEN se vislumbran como alentadores, A pesar de la baja en la pobreza por ingresos de un 14% a poco más de un 11% existe una realidad poco visible: los campamentos en nuestro país han vivido un crecimiento significativo durante los últimos cinco años.

Tuvieron que pasar años para que las instituciones a cargo de la medición de la pobreza en Chile repararan en sus múltiples dimensiones y dejaran de considerarla como un fenómeno unidimensional.

Si bien sigue siendo considerada dentro de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, CASEN, la pobreza por ingreso dejó de ser la única manera de identificar este fenómeno en la población.

Para abordar el problema de la pobreza desde una perspectiva integral es que duarante las últimas dos mediciones se han incorporado cinco distintas dimensiones: educación, salud, vivienda, trabajo y seguridad social, y la recientemente incorporada dimensión de redes y cohesión social.

Según los resultados entregados por la última encuesta CASEN, la tasa de pobreza por ingresos   disminuyó de un 14,4% a un 11,7%. Es decir, más de 100 mil hogares dejaron de ser pobres entre 2013 y 2015. Por otro lado, la pobreza multidimensional alcanza el 20,9%, medio punto porcentual más que en 2013. Más de un quinto de la población chilena vive en situación de pobreza.

La pobreza extrema, por su parte, ha vivido un descenso ininterrumpido en cada medición. Para 2015 alcanzaba un 3,5%, casi 10 puntos menos que hace 9 años.

Cifras alentadoras si son analizadas de manera fría y en el papel. No obstante, existen realidades invisibilizadas que los números no alcanzan a mostrar.

Según el catastro de campamentos realizado por la ONG TECHO-Chile durante 2016, existen actualmente en Chile 660 campamentos en los que viven casi 39.000 familias. Unas 120.000 personas. Vale mencionar que un campamento se define como una toma irregular de terreno, de 8 o más casas contiguas y que cuenten con la carencia de al menos uno de los tres servicios básicos: luz, agua y alcantarillado.

Para TECHO el problema de la pobreza recién está abordándose desde la transversalidad de sus aristas, sin embargo, quedándose en el diagnóstico no basta.

Valentina Latorre, directora social de la ONG, afirma que “los campamentos, en su gran mayoría, responden a problemas desde multidimensiones  de la pobreza. A partir de eso, en la medida en que la que solo pensemos que este es un problema de vivienda, es que los campamentos van a seguir existiendo cuando debemos tratarlos desde las distintas dimensiones. Nosotros como institución vemos varias alternativas importantes a considerar. La primera es la necesaria coordinación entre los actores del estado. Entre el ministerio de educación, trabajo, vivienda, interior y cómo, a partir de eso, se pone como una prioridad para el país”.

Los campamentos en Chile son una realidad difícil de enfrentar debido a su constante dinamismo. El gobierno está recién analizando la idea de tratar el tema de manera intersectorial.

Desde el ministerio de Desarrollo Social, además, señalan que no existe una relación directa entre pobreza extrema y la cantidad de familias que viven en campamentos.

Así lo aclara Heidi Berner, subsecretaria de Evaluación Social de la cartera: “La pobreza por ingresos no necesariamente mide a todas las personas que están en campamentos. De hecho, el estar en campamentos puede deberse justamente a que quiero estar más conectado a mi propia fuente de trabajo y eso considera que efectivamente puedo habitar en una vivienda irrecuperable, pero en la práctica estoy conectado. Así que hay que tener en cuenta eso: el vivir en campamento no necesariamente significa que ese hogar esté en pobreza por ingresos o en pobreza multidimensional”.

La última vez que el ministerio de Vivienda y Urbanismo hizo un catastro oficial de campamentos fue en 2011. Las cifras están desactualizadas y son la base para implementar políticas públicas que saquen a las familias de una condición de precariedad extrema.

Roxana Toro es la presidenta del campamento San Francisco, el más grande de la región Metropolitana con más de 300 familias. El San Francisco, ubicado en la comuna de San Bernardo, lleva casi 10 años de organización para lograr conseguir la vivienda definitiva. Todo indica que el próximo año comenzará la construcción, pero la dirigenta es enfática en la lentitud del proceso.

Según señala: “una solución partiría por Vivienda. Los trámites son demasiado largos. Para obtener una vivienda te demoras cinco o seis años según ellos. Mi comité lleva cinco años conmigo y anteriormente llevaba cuatro. Son nueve años en que la gente sigue viviendo acá. Es muy engorroso hacer los trámites de vivienda. Yo creo que el gobierno quiere demostrar una cara bonita al exterior. Yo creo que por eso muestran los índices a la baja con orgullo”.

¿Por qué la pobreza por ingresos disminuye, la pobreza extrema va a la baja de forma ininterrumpida y las familias en campamentos no paran de crecer?

En 2011 en Chile existían poco más de 27 mil familias viviendo en campamento. Para el presente año ya son 12 mil familias más las que se han visto en la obligación o que ha tomando la decisión de vivir en las tomas de terreno a lo largo del país.

Que el Estado administre un banco de suelos de su propiedad, que se impulse una ley de cuotas que defina un mínimo de viviendas sociales por comuna y que el gobierno aborde el problema a través de una mesa intersectorial son algunas de las propuestas que están sobre la mesa para lograr disminuir la cantidad de campamentos en Chile. Ahora las riendas las tiene el ejecutivo.








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